“Nos podrán quitar las tiendas de marca, nos podrán cerrar
el Club de Golf, las tiendas gourmet, los brunchs, pero lo que jamás nos podrán
quitar será la libertad…Para contagiar”.
*Ingreso Mínimo Vital* *Subsidio Excepcional para los Trabajadores
Temporales y para las Empleadas de Hogar* *Ayudas a PYME y a los Autónomos* *Reducción
del IVA a los Productos Sanitarios* *Bajada de las Tasas Universitarias* *Prohibición
de los Desahucios, de los Cortes de Luz, Agua y las Telecomunicaciones* *Impuestos
a las Grandes Fortunas, muy Grandes Fortunas* *Derogación de la Reforma Laboral* *Ayuda a la Cultura* *Aperturas
de las Bibliotecas*
Casi puedo entender el pataleo de los patriotas que pagan
sus impuestos en paraísos fiscales, o de los que ni siquiera los pagan. De los
magnates del turismo que les pagan a sus camareros y a sus kellys menos por una
hora de trabajo que lo que cuesta una copa en sus resorts de lujo. A los señoritos que manejan la agricultura, cuando se les mandan una inspección a sus
tierras trabajadas por sueldos míseros y en condiciones infrahumanas, como denunció el relator de la ONU contra la pobreza Philip Alston; de la CEOE
al sentir y ver como en esta crisis se cuida mas al obrero que a sus multinacionales..,
casi puedo entender el pataleo de los Borjamaris del barrio de Salamanca.
Lo que no entenderé nunca es como los Josemaris de la
Avenida, de los Pinitos, de La Vega, de La Torre o el Lianchampó compartan
berrinche con estos devotos de banderas sucias.
Josemaris que trabajan 10 horas diarias con un seguro de
media jornada, que se apuntan a toda clase de subsidios y ayudas, y que sus
cojones y sus papos no salen a exigir el cumplimiento de sus convenios.
Los Josemaris padres del trabajo por cuenta e hijos de la
precariedad en su entorno laboral convertidos en fachas cutres del `todo a un
euro´ que seguirán agradecidos a su patrón por no explotarle un poquito más.
Las caceroladas que se piden en las redes para este sábado en Ubrique no continuarán después para pedir mejoras de salarios y condiciones en sus trabajos, ni tampoco para que la mayoría no soliciten alguna de las medidas sociales que ha puesto en marcha este Gobierno. Será como una nueva protesta por el incumplimiento del convenio con el dedo lleno de pegamento. Serán las caceroladas de ciudadanos con apariencia de primera, en un pueblo de condiciones laborales y servicios de tercera.
Cuanto más medidas sociales y más baje el número de contagiados y fallecidos, más aumentará el cabreo de las derechas y ahí estarán
estos rectos ubriqueños compartiendo bandera y cacerola, tratando de esconder sus ofuscaciones y miserias.